La última Ley del Orden de Bert Hellinger es la Ley del Intercambio en Equilibrio, que es lo que garantiza la supervivencia de una relación, sea cual sea: “yo estoy en esta relación porque recibo algo que me compensa lo suficiente”. Este intercambio no es cuantitativo, sino cualitativo. Esto quiere decir la relación es equilibrada, y lo que estamos “sacrificando” o “renunciando” a cambio de obtener lo que obtengamos de ella, nos sirve.
En una pareja, ésta funciona mientras ambos reciban lo que reciban, les compensa. En una relación laboral, lo mismo. Cuando sentimos que algo ya no está bien para nosotros, es cuando terminamos el intercambio.
Esto, a simple vista, parece sencillo, y lógico. Sin embargo, ¿Cuántas se quejan que sus parejas escuchan poco, no los tienen en consideración, no los tratan bien, etc, etc, etc….? Siempre hay quejas. Siempre hay alguno que se posiciona como el que más da, y posiciona al contrario como el que más recibe.
La dinámica más frecuente de las parejas es poner a uno de “bueno, sufridor, sacrificado” y al otro de “egoísta, insensible y ciego”
Esto es un falso mito. Mientras uno, por decirlo de alguna manera “aguanta” esos desprecios, o esos “no aprecios”, es que le compensa estar ahí, porque recibe cosas a las que no quiere enfrentarse si se va: posición social, posición económica, seguridad afectiva, sensación de compañía, etc… Si uno se queda en una relación, es que recibe lo suficiente para permanecer en ella.
Nadie da más que otro, no nos engañemos. Estamos donde estamos porque nos compensa. Cuando dejamos de obtener un beneficio, y cada cual tiene el suyo, subjetivo, nos vamos, siempre es así, rompemos esa relación de intercambio. Nadie es altruista, nadie sufre por devoción, o por aguante, nadie es menos que nadie.
Te invito a que reflexiones profundamente sobre las relaciones en las que sientas que no recibes lo que mereces, porque si fuera así, ya te habrías ido a buscar otra cosa hace tiempo. Si no los has hecho, puedes ser porque todavía sientes que te compensa aguantar lo que aguantas, y te invade el miedo al cambio.